Un viaje inútil
y costoso
Muchos
opinan, y yo estoy de acuerdo, que al presidente JMSantos no le fue bien en
Estados Unidos. Obama, a pesar de su carácter que se percibe débil, no fue tan
contundente, como esperaban los viajeros que llenaron dos aviones para estar en
La Casa Blanca. Habló del Plan Paz, como remplazo del Plan Colombia y quedó
como un príncipe. Pero él sabe que dicho plan debe ser aprobado por el Congreso
Norteamericano donde su partido, el Demócrata, es minoritario, y está dominado
por el Partido Republicano, que está preocupado, como la DEA, porque han
aumentado los cultivos de coca en Colombia. Tanto, que ya nos ubicamos de
nuevo, en el deshonroso primer lugar en el mundo. Poco falta para que empecemos
a ser descertificados. Pero algo más: Saben que los principales
narcotraficantes son las Farc. Saben que tienen laboratorios procesadores de la
hoja de coca, lo mismo que el Eln, y que se unen con las Bacrim para exportar
la droga por el Océano Pacífico, el Mar Caribe o vía Cuba y Venezuela, de la
mano del llamado “Cartel de los Soles”.
Exigen,
además, que los guerrilleros abandonen, de una vez por todas, todo lo
relacionado con drogas y que entreguen toda la información pertinente. También
les preocupa que en los diálogos habaneros se haya decidido que el narcotráfico
sea un delito conexo con el delito político. Es decir, amnistiable. Y que los narcoguerrilleros
puedan, entonces, llegar derechito al Congreso de la República de Colombia.
Varios ex
embajadores norteamericanos en Colombia, ente ellos Myles Frechette y William
Brownfield, y el Secretario General de
la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, ya han hablado oponiéndose a
varios de los acuerdos de La Habana y recordando que nuestro país firmó la
Carta de la OEA y que existe la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
que prohíbe la amnistía para delitos de lesa humanidad y violatorios del
Derecho Internacional Humanitario. También han recordado que Colombia adhirió a
la Corte Penal Internacional, que tampoco acepta la amnistía para delitos
atroces.
Pero ahí no
para la cosa. Altos personajes del gobierno de Estados Unidos han dicho que no
es posible dejar en libertad a alias Simón Trinidad y que, en caso de haber
concentraciones guerrilleras en varios sitios de Colombia, tendría que ser
después de que entreguen las armas. No aceptan la dejación, que significa guardarlas,
por si acaso.
También
dicen, allá y acá, que, en caso de concentración en ciertos lugares del país
hay que fortalecer el componente internacional de verificación con miembros de
la Unión Europea y de la OEA. Que la CELAC sola no basta. Es que la CELAC es
hija de la UNASUR y qué poco le creemos. Para concluir: No ha servido de mucho
toda la plata invertida en “diplomacia” para venderle a Estados Unidos la idea
de que este diálogo va por buen camino. Los norteamericanos no tragan entero.
Sus gobernantes y congresistas, tampoco. La OEA, tampoco. Y para acabar de ajustar,
la mayoría de los colombianos, menos. Creo que fue un viaje inútil y costoso.
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