miércoles, 10 de febrero de 2016

Un viaje inútil y costoso

Muchos opinan, y yo estoy de acuerdo, que al presidente JMSantos no le fue bien en Estados Unidos. Obama, a pesar de su carácter que se percibe débil, no fue tan contundente, como esperaban los viajeros que llenaron dos aviones para estar en La Casa Blanca. Habló del Plan Paz, como remplazo del Plan Colombia y quedó como un príncipe. Pero él sabe que dicho plan debe ser aprobado por el Congreso Norteamericano donde su partido, el Demócrata, es minoritario, y está dominado por el Partido Republicano, que está preocupado, como la DEA, porque han aumentado los cultivos de coca en Colombia. Tanto, que ya nos ubicamos de nuevo, en el deshonroso primer lugar en el mundo. Poco falta para que empecemos a ser descertificados. Pero algo más: Saben que los principales narcotraficantes son las Farc. Saben que tienen laboratorios procesadores de la hoja de coca, lo mismo que el Eln, y que se unen con las Bacrim para exportar la droga por el Océano Pacífico, el Mar Caribe o vía Cuba y Venezuela, de la mano del llamado “Cartel de los Soles”.

Exigen, además, que los guerrilleros abandonen, de una vez por todas, todo lo relacionado con drogas y que entreguen toda la información pertinente. También les preocupa que en los diálogos habaneros se haya decidido que el narcotráfico sea un delito conexo con el delito político. Es decir, amnistiable. Y que los narcoguerrilleros puedan, entonces, llegar derechito al Congreso de la República de Colombia.

Varios ex embajadores norteamericanos en Colombia, ente ellos Myles Frechette y William Brownfield,  y el Secretario General de la Organización de Estados Americanos,  Luis Almagro, ya han hablado oponiéndose a varios de los acuerdos de La Habana y recordando que nuestro país firmó la Carta de la OEA y que existe la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que prohíbe la amnistía para delitos de lesa humanidad y violatorios del Derecho Internacional Humanitario. También han recordado que Colombia adhirió a la Corte Penal Internacional, que tampoco acepta la amnistía para delitos atroces.

Pero ahí no para la cosa. Altos personajes del gobierno de Estados Unidos han dicho que no es posible dejar en libertad a alias Simón Trinidad y que, en caso de haber concentraciones guerrilleras en varios sitios de Colombia, tendría que ser después de que entreguen las armas. No aceptan la dejación, que significa guardarlas, por si acaso.

También dicen, allá y acá, que, en caso de concentración en ciertos lugares del país hay que fortalecer el componente internacional de verificación con miembros de la Unión Europea y de la OEA. Que la CELAC sola no basta. Es que la CELAC es hija de la UNASUR y qué poco le creemos. Para concluir: No ha servido de mucho toda la plata invertida en “diplomacia” para venderle a Estados Unidos la idea de que este diálogo va por buen camino. Los norteamericanos no tragan entero. Sus gobernantes y congresistas, tampoco. La OEA, tampoco. Y para acabar de ajustar, la mayoría de los colombianos, menos. Creo que fue un viaje inútil y costoso.

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