lunes, 22 de febrero de 2016

Periodismo libre, no libertino
AnaMercedes Gómez Martínez

Desde el punto de vista ético, el periodista no puede decir todo lo que sabe. Debe haber libertad, pero ésta no puede convertirse en libertinaje. No hay, pues, vía libre para decir todo lo que se le antoje. Su libertad no es absoluta. Si lo fuera, no existiría la deontología periodística que enseña cómo actuar con las informaciones que le llegan.

Cuando hay colisión de derechos entre varios derechos humanos fundamentales hay que analizar cuál derecho prima y actuar en consecuencia.

Es muy común que se enfrente el Derecho a la Información con el Derecho a la fama, la honra, el buen nombre y la intimidad de alguien o de una institución. Ambos son derechos de primera generación, pero en tal caso prima el Derecho a la fama, la honra, el buen nombre y la intimidad de alguien o de una institución. Entonces, el periodista debe abstenerse de hacer público aquello que afecta a alguien, sea persona o institución, quienes están cobijados por este otro derecho fundamental.

¿Qué hacer en tal caso? Sin protagonismo, pensando más en el bien común que en su ego personal, el periodista debe entregar la información a quien tiene la autoridad competente para que corrija la anormalidad. Si no lo hace, recurrir a los superiores de quien ha preferido meter la cabeza como el avestruz.

Con las Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación, TIC, es muy común ver comentarios que destruyen la fama, honra, buen nombre e intimidad de personas e instituciones. Muchos de estos comentarios son anónimos e irresponsables porque se escudan en el anonimato. La legislación colombiana y mundial debe producir los cambios que fueren necesarios para evitar estos abusos. No tenemos razón para extrañarnos. Así ha ocurrido siempre en la vida: la ley llega detrás de los hechos.

Ahora es muy común otro fenómeno: las filtraciones. Siempre que se presenta una, detrás hay un interés, las más de las veces, perverso. Luego hay que ser muy cuidadoso con ellas. Usarlas como materia prima para investigar, pero no publicarlas inmediatamente. Y ha aparecido un segundo fenómeno: hay quienes pagan para que les filtren información, y hay quienes pagan para filtrar una información. Ambas situaciones lesionan la ética y producen un indeseado e inmoral mercantilismo informativo. Acá me viene a la mente el círculo vicioso que Sor Juan Inés de la Cruz denunció refiriéndose a quién es más culpable: “el que peca por la paga o el que paga por pecar”. Yo diría que ambos. Sin el uno, no habría el otro. ¿Verdad?

 “El periodista responde por el respeto a la dignidad, a los derechos y a la intimidad de las personas, en cada una de sus palabras. Su fidelidad a la verdad de los hechos no lo exime de esta responsabilidad”. (Manual de Ética de El Colombiano).

El artículo 20 de la Constitución colombiana dice: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.

El artículo 21 de la misma Carta Magna dice: “Se garantiza el derecho a la honra. La ley señalará la forma de su protección”.

Para concluir, quiero señalar que ser libre y tener responsabilidad social, como lo dice nuestra Constitución, se refiere a que el periodista tiene un deber con la comunidad, de quien es su delegatario. Porque el Derecho a la Información no es del poder político del momento ni de los dueños de los medios ni de los periodistas. Es, repito, de las audiencias. A los periodistas nadie nos nombró delegatarios, como sí sucede en otros países. Luego, hemos de actuar con toda nuestra responsabilidad para no defraudar a los dueños de la información. Ser éticos, solidarios, patriotas y sobre todo, sensibles: ponernos en la ropa de aquellos a quienes podemos dañar, si somos no libres sino libertinos.


Este comentario lo escribo al ver la polémica que hay frente a la actuación de una conocida periodista. Y lo escribo porque me da tristeza percibir que quizás hemos olvidado lo que significa la responsabilidad social, norte que debería guiarnos en el ejercicio de nuestra profesión.Periodismo libre, no libertino.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario