La salida
del General Martínez:
¿Una jugada
maquiavélica?
¿No les
parece raro que el presidente JMSantos y Luis Carlos Villegas, su Ministro de
Defensa, llamen a calificar servicios al Brigadier General Luis Eduardo
Martínez Guzmán cuando el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez
Maldonado, abre investigación disciplinaria formal contra el General Rodolfo Bautista
Palomino López, por la presunta y popularmente llamada “La Comunidad del Anillo”,
por presunto enriquecimiento patrimonial injustificado y el presunto
seguimiento e interceptación ilegales a periodistas?
¿Será esta
una cortina de humo para tapar más y mejor muchos hechos y acciones que vemos
oscuros en la iluminada Casa de Nariño? El tiempo lo dirá.
Considero
maquiavélico este proceder, por varias razones:
¿Querrán en la Casa de Nariño que los del
asfalto metamos en el mismo costal al General Palomino y al Brigadier General
Luis Eduardo Martínez? Pero no lo lograrán porque el B.G. Martínez es el mejor
Policía de Colombia y, creo, que el más condecorado. Y la gente de a pie lo
sabe. ¿Por qué no llaman a calificar servicios al General Palomino? Este doble
rasero dice mucho.
Maquiavélico
es que JuanManuel Santos y su MinDefensa, Luis Carlos Villegas, entreguen el
decreto 252 del 15 de febrero de 2016, por medio del cual llaman a calificar
servicios al B.General Luis Eduardo Martínez Guzmán, primero a los medios de comunicación y que el
B.General se entere por dichos medios y no por el conducto regular.
Maquiavélico,
que entreguen a los medios ese decreto precisamente cuando el Procurador
General de la Nación abre investigación disciplinaria formal contra el general
Palomino. Dirán que dicho decreto tenía fecha de ayer. ¿No es fácil acomodar la
fecha de un decreto? Bastaría con mover un número en el sello y ya.
Pero el B.G
Martínez Guzmán se defenderá, porque son más importantes la fama, la honra y el
buen nombre de una persona que un ascenso. Y sabemos que lo hará con total transparencia,
documentación y contundencia. Él no va a dejar que enloden injustamente su
nombre y su hoja de vida, el mayor patrimonio que tiene para mostrarles a su
familia y a un país al que sirvió con voluntad y amor patrios. Ahora seguirá
sirviendo desde otros frentes, porque es una vocación irrenunciable, dentro de
un marco de ética. Ética que a tantos les falta o que acomodan según las
circunstancias.
El B.G.
Martínez demostrará que no tiene nexo alguno con narcos y que, por el
contrario, los ha combatido con fuerza porque sabe que todo lo relacionado con
la cadena de la droga es una perversión que acaba con las personas y las
naciones. Que acaba con la dignidad humana y de las naciones. Estas
convicciones no deben ser de buen recibo ni en las más altas esferas
gubernamentales ni entre los guerrilleros que han amasado una inmensa fortuna
con el narcotráfico, hasta el punto de ser el tercer grupo terrorista más rico
del mundo, según la revista Forbes.
¿Saben que
le endilgan? Que la Policía en Antioquia tenía contrato de prestación de
servicios con una empresa de vuelos chárter que resultó ser propiedad de una
persona con nexos con el narcotráfico, un hombre de apellidos Cifuentes Villa.
Sin embargo, no fue el entonces Coronel Martínez quien hizo el convenio con
dicha persona. Cuando Martínez llegó a la Sub Comandancia de la Policía
Antioquia el contrato estaba vigente. Lo habían hecho antecesores, y era con
tres empresas dedicadas a prestar servicio aéreo desde el aeropuerto Olaya
Herrera. Servicio que utilizaba la Policía para moverse con rapidez por un
departamento tan montañoso. Por eso nos dicen montañeros y este calificativo lo
recibimos como un honor. “Yo que nací altivo y libre, sobre una sierra antioqueña,
llevo el hierro entre las manos, porque en el cuello me pesa”, dice nuestro
himno que cantamos con fuerza y sano orgullo.
El entonces
Coronel Martínez pasó a la Comandancia de la Policía Antioquia y después a la
de la Policía Metropolitana. En ambas dejó una huella imborrable por su
rectitud y trabajo. Acordémonos de que hizo exitosos operativos.
Pasó, ya
como Brigadier General, a Comandar la Policía Metropolitana de Bogotá. Cuando
la bomba lapa, cuyo objetivo era matar al ex Ministro y Director de “La Hora de
la Verdad”, doctor Fernando Londoño Hoyos, el B.General llegó a la escena del
atentado y dijo que era una bomba lapa, tecnología ETA que en Colombia la tenía
la Columna Teófilo Forero de las Farc. Era el 15 de mayo de 2012. Santos era el
Presidente y había diálogos con las Farc. Ese día no volvimos a ver a Martínez
dando declaración alguna. A los pocos días lo relevaron del cargo y lo pasaron
a Director Administrativo y Financiero de la Policía Nacional. Las
investigaciones concluyeron lo que el B.G Martínez había dicho: el autor del
atentado fue la Teófilo Forero. ¿Lo silenciaron para dar gusto a las Farc?
Su último
cargo fue Director de Carabineros y como tal dirigió en Urabá la Operación
Agamenón contra el Clan Úsuga. Iba muy bien dando golpes contundentes a ese
monstruo de mil cabezas. Se llegó el momento del ascenso a Mayor General. Como
esos ascensos pasan por la Comisión II del Senado, hubo en ella apoyo inicial
del Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas. Pero luego, el Ministro pidió
aplazar su ascenso. ¿Presiones del Palacio de Nariño? Villegas lo conocía bien
porque fue Martínez el que hizo la labor de inteligencia que permitió localizar
el campamento de Raúl Reyes en Ecuador, al pie de la frontera con Colombia.
Esto llevó a la Operación Fénix. El MinDefensa era JM Santos. Pero el Ministro
Villegas también lo conocía bien, porque fue el ahora B.G. Martínez quien
rescató a su hija de las garras de las Farc. Su hija había sido secuestrada al
llegar a clases a una reconocida universidad bogotana.
La justicia
muchas veces cojea, pero llega. Estoy segura de que así sucederá con el
Brigadier General Luis Eduardo Martínez Guzmán cuyo interés, ahora, es mantener
en alto su fama, honra y derecho al buen nombre, en un marco de dignidad. Él
sabe, como toda persona ética, que esto es lo fundamental frente a su familia,
la comunidad y la Patria a la que bien ha servido y seguirá sirviendo desde el
puesto en que la Vida y Dios le señalen.
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