viernes, 23 de septiembre de 2016

Desde el asfalto
Las Farc, arquitectos de “la nueva” Colombia

AnaMercedes Gómez-Martínez

El lunes 26 firmarán en Cartagena de Indias el presidente Santos, sus plenipotenciarios, los plenipotenciarios de las Farc y los delegados del gobierno de Cuba y Noruega el “Acuerdo Final para la terminación del Conflicto y la Construcción de una paz estable y duradera”.

No me extraña que en un desayuno en la Base Naval estén Timochenko, Márquez y otros narco terroristas de las Farc sentados a manteles con los inocentes, románticos o incautos invitados especiales, colombianos y extranjeros.

Estos últimos seguramente no se han leído las 297 páginas del famoso Acuerdo. O, si se las han leído, están fascinados porque creen que ya empezará la tan anhelada paz.

Es que la Paz es una palabra que nos mueve a todos, porque todos la queremos. Lo que no queremos muchos es esta paz en la que las Farc harán el nuevo país, la nueva Colombia a su imagen y semejanza y con la complacencia de los izquierdistas estrato 46, que luego volarán a sus casas en Europa o quién sabe dónde.

Lo curioso es que en Cuba, los Castro y el Che Guevara se tomaron el poder para salir de la dictadura de Fulgencio Batista. Y estuvieron calladitos durante dos años: del primero de enero de 1959 hasta 1961, cuando se declararon comunistas de la línea Moscú. Y ahí empezaron las purgas, el paredón y el exilio de muchos que salieron con una mano adelante y otra atrás.

En Venezuela, Hugo Chávez fue astuto. Ya tenía la lección bien aprendida de los Castro. Empezó como mansa ovejita y el pueblo venezolano le creyó todas sus maravillosas promesas.

Pero poco después se quitó la piel de oveja y se inventó un nombre atrayente para muchos: El Socialismo del Siglo XXI.

¡Claro! Hay otros socialismos como el Psoe español, el sueco, el israelí. Sin embargo, empezó a actuar como comunista línea Habana-Moscú. Y ya sabemos cómo sufre el pueblo venezolano. Sus dirigentes: Maduro y Cabello viven a cuerpo de rey y quieren perpetuarse en el poder.

Pero en Colombia los únicos claros son los narco terroristas de las Farc. Los demás plenipotenciarios son ambiguos y entre todos han dividido a Colombia frente a un plebiscito lleno de mermelada, tanta que debe tener diabéticos a quienes se han dejado enmermelar.
En la décima conferencia que acaba de terminar en los llanos del Yarí hubo fiesta, música, jolgorio. ¿Qué menos se podía esperar si estaban celebrando su triunfo y la rendición del Estado de Derecho de Colombia? El país quedó en sus manos y en sus fusiles.

Dicen que lo suyo no es una rendición sino “la continuidad de la lucha social y de clases” y que se abrió el espacio para las reformas que han querido por 52 años.

Son ellos los que van a hacer la reforma agraria, a promover el minifundio. ¿Qué país puede sobrevivir lleno de pequeñas parcelas, por más tecnología que les metan? ¿El ideal no es una combinación y que las grandes empresas, con responsabilidad social, transfieran tecnología?

Así se logra la igualdad de oportunidades para todos. Algo muy distinto a la igualdad para todos, un imposible comprobado. ¿Acaso no fracasó la dictadura del proletariado en la URSS? ¿Y por qué traen un modelo fracasado no sólo en la URSS sino en Cuba?

Colombia es una democracia imperfecta pero perfeccionable. Es una nación joven pero no es un régimen antidemocrático, como dijeron en el Yarí.

Allá también dijeron que habría “un tratamiento integral y diferenciado del problema de las drogas ilícitas”. Ellos, los mayores narcotraficantes que hay en Colombia. Ellos, que inundaron el país de coca y laboratorios. Ellos, que exportan cocaína a través de Venezuela, Nariño y el Urabá antioqueño y chocoano. Ellos que promueven el micro tráfico y se hacen los de la vista gorda con el consumo interno. Ellos ¿tendrán autoridad para manejar este problemonón?

Además, no habrá erradicación masiva sino voluntaria. No habrá fumigación aérea para grandes extensiones.

“Habrá el reconocimiento a los derechos de las víctimas”, dicen. ¿Y dónde quedan el perdón, la contrición y el propósito de enmienda? ¿En su trabajo en el Congreso de la República?

Porque van derecho a ocupar curules asignadas a dedo. No nos extrañemos de quiénes las ocuparán.

Hablan y hablan de la participación de la mujer y de la identidad de género.  ¿Remordimiento por el modo como las han tratado? ¿Seguir a pie juntillas las tendencias “modernas” del sexo sin procreación o con aborto? ¿Del sexo como puro placer? ¿De la tesis según la cual el niño nace sin sexo, y se hace luego?

Ellos consideran difícil la dejación de armas. ¿Entonces, cómo será de compleja su entrega? No hay conteo ni clasificación de ellas.

Y podemos estar seguros de que el 2 de octubre, día del plebiscito engañoso en cuanto al censo electoral y la pregunta amañada, porque Santos puede hacer “lo que le dé la gana”, las Farc estarán armadas hasta los dientes.

Pero algo más: El Gobierno dejó el pudor bien amarradito para hacer proselitismo en todo el país y del modo más abierto y descarado.

Hasta los medios de comunicación están obligados a pasar propaganda política en horarios triple A. Y no olvidemos que las Farc tendrán 31 emisoras de FM, periódicos y televisión.
¿Serán tan controlados como Granma en Cuba? Ese es un buen ejemplo de “libertad de expresión” al estilo cubano. En ese medio y todos los demás no se dice nada sin que antes pase por la censura del régimen.

En cambio, la oposición no tiene garantías serias. Violan propiedades privadas para tumbar las vallas que no le gusta a esa unión temporal que podríamos llamar FarcSantos.

Hay tanto que decir, pero no quiero alargarme. Solamente recordar dos cosas:

Que todo entrará al bloque de constitucionalidad. Como si no fuera larga la Carta del 91, se le agregarán 297 páginas. Un enredo total para que todo sea confusión y caos y se acaben los pesos y contrapesos. ¡Qué democracia la que se nos vino encima!

Que todo el costo, billonario, se hará con cargo al presupuesto nacional. Es decir, lo asumiremos los colombianos con impuestos y más impuestos. Hasta los habrá para los pensionados, y el IVA será ampliado a productos básicos de la canasta familiar.
Así llegaremos, no a la igualdad de oportunidades sino a la pauperización para que se instaure la dictadura del proletariado: en eso consiste el comunismo.

Por esto y mucho más, votaré NO en el plebiscito.


jueves, 15 de septiembre de 2016

Desde el asfalto
De las intenciones ocultas en el Acuerdo Farc-Santos

AnaMercedes Gómez-Martínez

El “Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” tiene muchas particularidades que algunas personas pueden pensar que carecen de importancia o que son un gran reconocimiento, sobre todo, a la mujer, y respeto a la comunidad LGTBI.

Pues su significado debería preocuparnos a todos porque detrás hay una ideología y una campaña que empezó en el Siglo XX y ha tenido el impulso de la ONU y de fundaciones muy poderosas.

El documento Farc-Santos menciona siete veces la “identidad de género”, 185 veces a las mujeres y 4 veces a la comunidad LGTBI.

En la segunda mitad del Siglo XX, hubo sectores herederos de las teorías de Malthus quien temía que no habría recursos para alimentar a tanta gente, si la población seguía creciendo al ritmo que iba. Que había que frenar la reproducción humana con métodos anticonceptivos.

El feminismo liberal anglo-americano protestante promovió y sigue promoviendo el papel de la mujer en el contexto político y social. No me opongo a esto. Sino al cuándo. Porque la madre debe estar en el hogar cuando sus hijos son infantes. La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. En ella se aprenden los valores que han de acompañar al ser humano durante toda su vida.

Pero hay otro feminismo socialista: el francés y el alemán que acomoda la lucha de clases de Marx a la lucha entre hombres y mujeres. Que dice que la mujer no es propiedad privada, que es oprimida por los hombres. Que, entonces, la mujer debe estar convencida de que es igual al hombre.

Olvidan lo diferentes que son la sicología masculina y femenina. Somos distintas. Eso lo dicen la sicología y la siquiatría serias.

Estos sectores herederos, ya mencionados, buscaron otra solución: promover las relaciones sexuales no reproductivas a través del homosexualismo y el lesbianismo. Eliminar a los adultos mayores que “sólo generan problemas y exigen cuidados que cuestan dinero”. ¿Cómo? Con la eutanasia. Y promover el aborto.

Quienes tenemos más años recordamos los movimientos feministas que buscaban la igualdad de la mujer con el hombre: igual o mejor educación, que salieran a trabajar y se sintieran mal si optaban por quedarse en la casa y cuidar de sus hijos en los momentos fundamentales: de cero a siete u ocho años, cuando se forma la personalidad.

Pero la ideología de género “avanzó” y hubo y hay multinacionales y fundaciones que promueven el sexo como placer solamente. De ahí la promoción de leyes que permiten la interrupción del embarazo.

De esto sabe mucho Cuba en donde la mujer puede abortar en cualquier momento, aunque el bebé ya pueda vivir fuera del vientre materno.

También lo saben las Farc que han vuelto a las niñas objeto de satisfacción sexual y luego les impiden tener al niño que está en su vientre.

No puedo dejar de recordar las cartillas del Ministerio de Educación en donde se habla de tres modelos de familia y también que los niños no nacen hombre o mujer sino que se hacen lo uno o lo otro y hay que respetar que se vistan como quieran.

Me preguntó: ¿Por qué la Iglesia Católica y otras iglesias no han protestado frente a esto?
El ahora San Juan Pablo II se dio cuenta del problema y dijo que el valor fundamental es la vida. ¿Por qué la Iglesia Católica no protesta cuando abiertamente se habla de ella como traba al hedonismo?

¿Por qué nuestra Iglesia no se pronuncia cuando se oye que la ética no es una sino que se adapta a los tiempos?

¿Por qué no ha protestado cuando se fomenta la unión libre, el no al matrimonio y se habla de la maternidad como algo vergonzoso?

¿Qué le pasa a nuestra comunidad que basa el éxito en tener más cosas y rápidamente y no en el ser y su dignidad intrínseca?

¿Dónde está la campaña para evitar que haya sitios de aborto, sitios para deshacerse del bebé defectuoso?

Es bueno saber que las fundaciones dan cuatro y medio millones de dólares, creo que al año, en anticonceptivos y enseñan a los profesores -que no maestros- a distribuirlos.
Que donan máquinas para abortos que destruyen a las criaturas y las usan para producir cosméticos.

En la reunión de El Cairo en 1998 se estableció el aborto como derecho. Acordémonos que el bebé en el vientre materno es un ser distinto a ella, como una orquídea en un árbol. Que está en el vientre mientras se madura para poder nacer.

En 1998 se establecieron los derechos humanos sobre la salud sexual y reproductiva.
En la reunión de Beijing se consideraron negativos el matrimonio, la familia y la maternidad.
Luego, México, Colombia y Argentina definieron la libre orientación sexual.

¿Los medios de comunicación no se han dado cuenta de que los utilizan para promover estas teorías de identidad de género?

A propósito: en ninguna de las 297 páginas del Acuerdo Farc-Santos se menciona la palabra Dios. ¿No es esto indicativo de algo anormal y excluyente?

¿Quiénes nos uniremos para buscar la paz pero sin entregar todo el poder a las Farc, que incluyen las 297 páginas en el bloque de constitucionalidad y lo blindan depositando un ejemplar en la sede de Berna, Suiza, aduciendo que para hacerlo se basan en los Protocolos adicionales a los Acuerdos de Ginebra que se refieren a delitos de lesa humanidad y violatorios del Derecho Internacional Humanitario, DIH, que supuestamente los cobija?

¿Cuándo caeremos en cuenta de que todo lo anterior es parte del blindaje para que sus delitos sean amnistiables e indultables?

Nota: Los datos acá incluidos sobre la ONU, las fundaciones y la identidad de género se basan en dos conferencias:

1.            Don Alberto Bárcena Pérez, profesor de la Universidad CEU San Pablo de Madrid España.

2.            La Señora Amparo Medina, ecuatoriana. Ex funcionaria del Fondo de Población de la ONU. Actualmente es presidenta de la Red Pro Vida en Ecuador.

jueves, 1 de septiembre de 2016

Desde el asfalto
Lloro y oro por los colombianitos de hoy y de mañana

AnaMercedes Gómez-Martínez


Suspendí la lectura de las 297 páginas del acuerdo firmado por los delegados de las Farc y del Gobierno en una ceremonia, por supuesto, en La Habana, para hablar del futuro de los niños colombianos de hoy y de mañana.

Obvio que me referiré a los menores reclutados por este grupo narcoterrorista. Pero mi preocupación abarca, hago énfasis, a todos los niños colombianos nacidos y por nacer.

No veo claro el futuro de ninguna de las personas de buena voluntad que quieren la paz, pero NO la paz que firmaron en Cuba. Menos, entonces, de los menores de edad.

No puedo olvidar el caso de una niña que el régimen comunista retuvo en Hungría cuando la URSS invadió a ese país y no la dejaron salir al exilio con su papá y su mamá.

Esa niña creció sin el calor del hogar en una especie de hospicio. La dejaron reunir con sus padres cuando ya iba a empezar quinto de bachillerato, lo que ahora llaman décimo en Colombia.

Con una inteligencia brillante, terminó secundaria e hizo dos carreras. Pero nunca nadie logró quitarle unos miedos que la han acompañado siempre, aún ahora que es adulta mayor.

Recordándola a ella, amiga, siempre amiga, pienso en qué será de los colombianitos “educados” por las Farc si llegan al poder.

¿Qué principios morales y éticos les inculcarán? ¿Los iniciarán en la droga por aquello del “libre desarrollo de la personalidad”?

¿Qué Historia de Colombia les enseñarán? No hay que pensar mucho para saber que será una historia acomodada a lo que buscan las Farc, un adoctrinamiento total.

¿Qué ciencia política aprenderán? Seguramente la que se acomode al Manifiesto Comunista, un ideal de Marx que resultó ser un fiasco. Baste analizar lo que fue la Unión Soviética, lo que es Cuba y lo que son todos los países que siguen los postulados del Foro de Sao Paulo y que se ha materializado en el Castrochavismo, mal llamado Socialismo del Siglo XXI.

Si Marx viviera hoy, muy seguramente habría reconocido que su utopía ha sido un fracaso allí donde se intenta imponer. Pensemos en Corea del Norte, en la China, además de nuestros vecinos.

Pero algo más me hace preocupar por la infancia de hoy y de mañana: Las cartillas del Ministerio de Educación Nacional y sus atrevidos avances en educación sexual. Respeto a la comunidad Lgtbi, pero creo que es un abuso de poder promoverla. El orden natural dice que una familia está compuesta por un hombre y una mujer, los padres; y los hijos que conciban. Estos han de ser educados por los padres primordialmente, y por el colegio que estos elijan y concuerde con sus principios éticos.

Más me duele saber que esta campaña para que haya muchas personas LGTBI tiene el respaldo de montones de multinacionales que siguen una filosofía, según la cual, así se controla el crecimiento de la población mundial. Pero no queda ahí: también promueven el aborto y la eutanasia. Los adultos mayores, según dicha filosofía, cuestan mucho a los Estados y la sociedad, y lo mejor es aplicarles una inyección letal o provocarles un infarto. 

¡Hasta dónde hemos llegado! Así es y esto que digo no me lo inventé. Está documentado.
Ahora entro a hablar de los menores reclutados por las Farc. No hablo de los otros grupos ilegales, porque con ellos todavía no se ha firmado documento alguno.

Reconozco que sentí un profundo dolor al oír la risa del expresidente César Gaviria al reconocer que el documento habanero de 297 páginas no incluía nada sobre los menores en las filas farianas. ¿Habría reído igual si sus hijos Simón y María Paz estuvieran en las filas guerrilleras y hubieran sido incorporados desde su preadolescencia? Seguro que no. ¿Dónde están su humanismo y solidaridad, expresidente Gaviria?

Porque todos sabemos que los niños son arrancados de sus hogares campesinos por las Farc. Que sus padres nada pueden hacer ante la amenaza de un fusil. Y que estos niños tampoco pueden huir porque corren un alto riesgo de ser asesinados.

También sabemos que son puestos como carne de cañón a la vanguardia de las cuadrillas. Que son entrenados para matar, aún a sus compañeritos.

Y algo peor: las niñas son usadas como juguete sexual de los guerrilleros. Que las violan, a veces masivamente. Que son escogidas por los comandantes como sus compañeras permanentes. ¿No es esto esclavitud?

Pero, además, son obligadas a abortar, si resultan embarazadas, en las condiciones más tristes y peligrosas, en donde no hay asepsia y o mueren o quedan en grave peligro de morir.

Si no mueren, siempre tendrán la tristeza de nunca haber podido arrullar al niño que palpitaba en su vientre. El instinto materno es tan fuerte, que una mujer prefiere tener un hijo aunque no sepa quién es su padre, a deshacerse de él.

Recuerdo un valiente video de una joven norteamericana que, arrepentida de haber abortado, tuvo el valor de alertar que Planned Parenthood es una red de clínicas de aborto de Estados Unidos, en donde les hacen un intento de lavado de cerebro para que se deshagan de su bebé, diciéndoles que es un simple costal de huesos y cosas por el estilo. Así se someten a una potente aspiradora que les succiona el bebé hecho pedazos. Eso sí. Ellas no ven este macabro ritual.

Pensemos cómo quedará la salud mental de las niñas de las Farc. Y cómo quedará la de los niños, obligados a matar. ¿Cómo quedará su concepto del valor de la vida propia y ajena? ¿Cuál será su idea del respeto al ser humano?
Además, seguramente son obligados a hacer los oficios más duros para complacer a sus jefes.

¿Cuál será su concepto de autoridad? ¿Y su concepto de moral y de ética?
Colombianos: pensemos en los niños de hoy y de mañana, si las Farc llegan al poder. Y pensemos especialmente en todos los niños, de ambos sexos, que han sido reclutados a la fuerza.

Hagamos un movimiento para que se acabe esta moderna esclavitud y la distorsión de lo que debe ser la educación en Colombia.


Por esto y por mucho más votaré NO en el plebiscito, cuya pregunta amañada la adoptó el presidente Santos porque él puede hacer lo que le venga en gana. Pobre país cuyo presidente no sabe que por encima de él están las leyes y la Constitución.