Desde el Asfalto
Sodombia o Colombiamorra
AnaMercedes Gómez-Martínez
Una cosa es aceptar y respetar a los miembros
de la comunidad Lgtbi y otra, muy distinta, promover el lesbianismo, los gays,
los transexuales, los bisexuales e intersexuales.
Una cosa es procurar que no se les ofenda ni
discrimine en ningún sitio, ningún escenario, incluidos los colegios, y otra,
muy distinta, es que se puedan expresar sus afectos, uno al otro, en lugares
públicos.
Llámenme pasada de moda, pacata o lo que
quieran, pero creo que las manifestaciones eróticas tanto de heterosexuales
como de miembros de la comunidad Lgtbi, no deben hacerse en lugares públicos,
por donde pasan niños, jóvenes, adultos mayores y ancianos.
Hay sitios para estas manifestaciones de la
intimidad, manifestaciones que en lugares públicos pueden escandalizar o, por
lo menos, hacer sentir incómodos a los transeúntes.
Acepto a las comunidades Lgtbi. Tengo amigos,
personas cercanas, que siguen una u otra de estas tendencias. Los visito o me
visitan, pero jamás he visto en sus casas o en la mía, manifestaciones de
erotismo. Sé que comparten conmigo que hay un lugar para cada cosa, y cada cosa
en su lugar.
Por todo esto no estoy de acuerdo con muchas de
las cosas que dice la cartilla del Ministerio de Educación Nacional. Hay otras
que entiendo y acepto, como evitar el bullying o matoneo. Estas personas merecen
respeto, son seres humanos y sienten, como el resto de los mortales. Leí toda
la cartilla. Son 99 páginas.
Pero no comparto muchas otras cosas. Mencionaré
unas pocas para no hacerme tan extensa como la cartilla.
Dicha cartilla se apoya en una ideología que
considero errada: que los niños y las niñas nacen sin sexo y que pueden escoger
ser lo que quieran.
Los bebés, en su gran mayoría, nacen con su
sexualidad bien definida: masculina,(cromosomas xy), o femenina,(cromosomas
xx). Pero, además, se diferencian en sus rasgos externos, y no me refiero a sus
órganos sexuales únicamente. Los hombrecitos son generalmente más grandes,
tienen movimientos más bruscos porque nacen con más fuerza, se les ve su cara
muy masculina. Las niñas son más pequeñas, tienen menos fuerza y rasgos muy
femeninos en su cara.
Pues, basada en la ideología que mencioné, la
cartilla dice que los colegios deben permitirles a los niños y a las niñas
vestirse como quieran. Que las instituciones educativas deben tener pantalones
y faldas dentro de sus uniformes y que los niños pueden ir de falda y las
niñas, de pantalones.
Que aquellos planteles que tengan en sus
estatutos la frase: “la preservación de la moral y/o las buenas costumbres”,
deben ajustar el manual porque “frases como estas dan lugar a interpretaciones
y acciones que pueden llevar a la vulneración de derechos en el marco de
construcciones socioculturales que han considerado un atentado contra “las
buenas costumbres” las OS. e IG. no normativas”. (OS. significa Orientaciones Sexuales;
IG. significa Identidades de Género, ambas, no hegemónicas en la escuela).
El Manual también pide que la comunidad
educativa reconozca la construcción identitaria(sic) y nombren al estudiante
como él o ella se esté reconociendo.
También pide promover el desarrollo anual de
una semana de reconocimiento y la promoción de los derechos sexuales y
reproductivos, DONDE LA VISIBILIDAD DE LAS OS. E IG. NO HEGEMÓNICAS SEAN UN
CENTRO IMPORTANTE. (Las mayúsculas son mías). Para mí esto significa dar
relevancia, promover, las opciones distintas a la heterosexualidad.
También pide que en las bibliotecas haya
material pedagógico al respecto, en todo tiempo y para todas las edades,
incluidos profesores.
Considera como factores de riesgo, entre otros:
1). que los contenidos trabajados en las aulas
legitiman de manera exclusiva las relaciones afectivas o configuraciones
familiares heterosexuales.
2). Que las madres, padres o tutores(as)
centran su ejercicio de la maternidad o paternidad en la reproducción de
modelos de comportamiento.
Para no cansar más sólo pongo una pregunta de
un test que deben contestar los colegios:
“¿Se desarrollan acciones para promover nuevos
modelos de masculinidad y feminidad?”.
Como les dije, esto es apenas un mínimo del
contenido de la cartilla del Ministerio de Educación de Colombia.
Estoy de acuerdo con la promoción de los
Derechos Humanos, pero, ¿acaso no es un derecho que un centro educativo tenga
la orientación ideológica que la ética de sus fundadores plasmó en el acta de
fundación?
Y ¿acaso no es un derecho que los padres de
familia escojan el colegio más acorde con sus principios éticos y la formación
que quieren para sus hijos?
Aterra que estos postulados tan de “avanzada”
que tiene el manual sean promovidos por la UNICEF y la UNESCO, organismos de la
ONU dedicados a la educación, la ciencia, la cultura y la infancia.
Es bueno saber que los miles de millones de
dólares y euros que sostienen esta ideología vienen de multinacionales muy
conocidas. Ver en Internet:
Taringa.net. Ahí hay un artículo que se titula:
“Quién financia al movimiento gay”.
Y como en Colombia todo nos llega a destiempo,
en el portal: noticiacristiana.com dice, en un artículo del 15 de julio de
2016: “ESTRASBURGO, FRANCIA.- Por unanimidad, el tribunal de Derechos Humanos
más importante del mundo estableció textualmente que “no existe el derecho al
matrimonio homosexual”. “Los 47 jueces, de los 47 países del Consejo de Europa,
que integran el pleno del Tribunal de Estrasburgo, (el tribunal de Derechos
Humanos más importante del mundo), ha dictado una sentencia de enorme
relevancia, la cual fue y es sorprendentemente silenciada por el progresismo
informativo y su zona de influencia”.(…)
“En cuanto al principio de no discriminación,
el Tribunal también añadió que no hay tal discriminación dado que “los Estados
son libres de reservar el matrimonio únicamente a parejas heterosexuales”. Sin
embargo, la cartilla adoptada por el Ministerio de Educación colombiano menciona
los tres tipos de matrimonio que hay en Colombia: Hombre con hombre; Mujer con
mujer; y Hombre con mujer. Hay dibujos y en la mitad de cada pareja hay niños.
Una vez más, según mi criterio, Colombia va en
contravía. Acepto que haya los efectos económicos y civiles para parejas del
mismo sexo. Pero no acepto que a estas uniones se les llame matrimonio. Y en
esto parece que coincido con el Tribunal de Derechos Humanos de Europa, con
sede en Estrasburgo, Francia.
Les recomiendo leer el Manual del Ministerio de
Educación que se abre en varios portales. Yo lo abrí en dos y tiene el logo del
MinEducación, de la Presidencia, Unfpa, Unicef y Pdun: www.slideshare.net
El otro portal es: www.yumpu.com
Yo quedé preocupada pensando en el presente y
el futuro cercano de la educación de los niños y jóvenes y en cómo será la
sociedad colombiana en poquísimos años. ¿Es esto libertad o libertinaje? El
país será peor que Sodoma y Gomorra. Quizás hasta cambiemos de nombre y nos
llamemos Sodombia o Colombiamorra. Así seremos de la “avanzada” a destiempo.
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