La Resistencia Civil
merece respeto
AnaMercedes
Gómez-Martínez
No es justo sindicar de
paramilitares, (cuyo nombre debería ser autodefensas, como ellos mismos se
denominaron), a quienes hemos promovido una resistencia civil, pacífica y
ordenada y hemos recogido firmas para decirle NO al cheque en blanco que la
mayoría del Congreso de la República les ha dado a J.M. Santos y a los
guerrilleros que están negociando o negociarán con él.
Todas las
generalizaciones tienen muchas veces un alto nivel de irresponsabilidad
peligrosa, por no decir la mayoría de las veces o todas las veces.
Es como si los
promotores de la Resistencia Civil dijésemos que todos los que apoyan el
proceso del presidente Santos con las Farc en La Habana y con el Eln, en
Ecuador, son guerrilleros y narcoterroristas. No todos lo son y sería injusto
señalarlos de tales.
Sin embargo, hay muchos
cercanos al gobierno Santos que han resuelto tildarnos de autodefensas, neonazis,
fascistas, responsables de múltiples crímenes.
No sé si lo harán por
desespero o por ignorancia.
¿Acaso no han leído la
opinión de muchos constitucionalistas, (incluso cercanos a J.M. Santos),
afirmando que esto es una dictadura y que con el cheque en blanco se les está
dando a sus promotores unas facultades inconstitucionales que, además, quieren
volver supraconstitucionales para darles el carácter de tratado internacional,
lo cual es imposible en un Estado de Derecho?
Lo triste y sorprendente
es que muchos de quienes hacen semejantes sindicaciones irresponsables y
peligrosas deambulan por los corredores del Palacio de Nariño. Está bien que
quieran defender a su familiar o coequipero de esta peligrosa aventura, pero
que lo hagan con argumentos serios, si es que los encuentran.
También es triste que lo
hagan periodistas valiéndose de la caja de resonancia que tienen, pero
olvidando las normas éticas que rigen su profesión.
De los anónimos se puede
esperar todo. Precisamente se escudan en una máscara, o en la invisibilidad,
para sostener lo que no serían capaces de sostener de frente y mirando a los
ojos de quienes piensan distinto.
No hay nada más
peligroso e irresponsable que esas opiniones fantasmas. Son como quienes se
ponen pasamontañas para que nadie vea su rostro.
Vuelvo a recordar a
algunos personajes de la historia que ejercieron el derecho a la resistencia
civil y pacífica y lograron grandes cambios en la comunidad y el momento en que
vivieron.
Jesucristo hizo
resistencia civil para acabar con la hipocresía que había entre los israelitas
de su tiempo.
Fue crucificado, pero no
hay nada más bello que leer el Evangelio y el Sermón de las Bienaventuranzas.
De seguir sus enseñanzas
con convicción y fuerza pacífica, el mundo no estaría como está hoy. Creo que
nadie se atrevería a clasificar a Jesús como un promotor de la muerte de
aquellos a quienes criticó. Todo lo contrario: su palabra fue y es de amor,
compasión y conversión.
Y que no venga ahora
nadie a ponerlo como modelo de los horrores que está viviendo el mundo y la
Colombia de hoy.
Al revés: en pleno Siglo
XXI vemos que los fundamentalistas están matando a los cristianos, que lo único
que hacen es seguir a Jesús de Nazareth y predicar el amor verdadero, la
dignidad humana y la convivencia en un marco de pluralismo ecuménico.
Otra persona llena de
Dios en sí, (y que me perdonen los ateos), fue Mahatma Gandhi. Él llamó a la
resistencia pacífica para liberar a la India del yugo inglés. Y lo logró.
Desgraciadamente un loco fanático acabó con su vida, pero su sangre no fue
derramada en vano.
Sin salir de la India,
no puedo dejar de pensar en Teresa de Calcuta. “Una santa de nuestros tiempos”,
fue el título premonitorio de una carátula de la revista estadounidense Time.
Sor Teresa entregó su vida a los más pobres de los pobres y a los más enfermos
de los enfermos en un país de conformismo, y rescató su dignidad. Ella no hizo
política, como tradicionalmente se conoce, pero hizo la revolución del amor.
Y más al Oriente los
Monjes del Tibet resisten frente al poderío de China que históricamente ha
querido que su refugio siga su modelo comunista.
En Suráfrica, Monseñor
Desmond Tutu vivió en carne propia los horrores del aparheid, con resistencia
pacífica, pero siempre invocó a Dios y logró, con la ayuda de otros, eliminar
esa injusta discriminación.
Y haciendo eco a las
palabras de Martin Luther King. Tutu escribe: “Dios te dice,´Tengo un sueño. Por
favor, ayúdame a hacerlo realidad. Sueño con un mundo en donde la fealdad, la
pobreza y la miseria, las guerras y la hostilidad, la ambición y la competencia
deshonesta, la alienación y la discordia sean transformadas en todo lo
contrario, un mundo en el que haya más risa, alegría y paz, donde haya
justicia, bondad, compasión, amor, solidaridad y armonía. Yo sueño con que mis
hijos sepan que son miembros de una sola familia, de la familia humana, de la
familia de Dios, de mi familia´”.
Ernesto Sábato en su
libro “La Resistencia” manifiesta que “La historia es el más grande conjunto de
aberraciones, guerras, persecuciones, torturas e injusticias, pero, a la vez, o
por eso mismo, millones de hombres y mujeres se sacrifican para cuidar a los
más desventurados. Ellos encarnan la resistencia.
Y agrega: “Se trata
ahora de saber, como dijo Camus, si su sacrificio es estéril o fecundo, y éste
es un interrogante que debe plantearse en cada corazón, con la gravedad de los
momentos decisivos”.
Otro que hizo
resistencia civil pacífica para reivindicar los derechos de los negros
estadounidenses fue Martin Luther King, quien dedicó su vida, hizo la más
grande marcha en Washington D.C. en donde pronunció su famoso discurso: “I have
a dream”. Fue asesinado en 1968, pero logró sus sueños en bien de los negros.
Acá en Colombia, recordé
hace una semana, el paro general convocado por Don José Gutiérrez Gómez que
terminó con la dictadura del Jefe Supremo Gustavo Rojas Pinilla.
Para terminar, quiero
que reflexionemos sobre si alguna de las personas mencionadas, que hicieron y
hacen resistencia civil pacífica, puede ser tildada de violenta, neonazi,
fascista o paramilitar asesina. Ninguna.
Entonces hago un llamado
a la tolerancia en Colombia a la Resistencia Civil Pacífica que congrega no
sólo a miembros del Centro Democrático, cuyo líder es Álvaro Uribe Vélez, sino
a muchos inconformes con lo que se está decidiendo en La Habana a espaldas de
los colombianos.
Este es el país de los
rumores que parece hacerle caso al dicho “calumniad, calumniad, que de la
calumnia algo queda”. Dicen que Álvaro Uribe y su hermano son paramilitares.
Nada más alejado de la verdad.
También, que quienes
estamos en Resistencia Civil no queremos la paz. SÍ la queremos. No pedimos que
los narcoterroristas inmersos en delitos de lesa humanidad se pudran en una
cárcel, pero que paguen algo de su tiempo en prisión, que dejen el
narcotráfico, entreguen toda la información al respecto y ayuden con sus
capitales al desminado y a la reparación de las víctimas. Esa es nuestra paz y por
ella seguiremos trabajando. Estoy en Resistencia Civil.¡Firme!
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