Israel no es un milagro (3)
Los
recuerdos van y vienen
como
las olas del Mar de Galilea
Textos y fotos: AnaMercedes Gómez Martínez
Galilea es una región que queda en el norte de
Israel. Tiene montañas de más o menos 300 o 400 metros de altura y un clima
subtropical. Es una zona fértil porque allí el río Jordán forma un inmenso lago
de agua dulce que tiene varios nombres. Su traducción más conocida al
castellano es: Mar de Galilea, Lago de Tiberíades, o Lago de Genesaret.
Este mar tiene una superficie de 166 kilómetros
cuadrados. Una longitud de 21 kilómetros y una anchura máxima de 12. Está a 212
metros bajo el nivel del mar y es el lago de agua dulce más bajo del mundo. Provee
cerca del 30% del agua potable para riego y consumo en Israel.
Galilea es muy importante para el mundo
cristiano porque fue allí donde nuestro Mesías, Jesús, fue criado por María y
José y vivió la mayor parte de su vida.
En la ahora provincia de Galilea hay muchos
poblados mencionados tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento y, muy
especialmente, en los Evangelios: Naín, Caná, Betsaida, Nazareth, Cafarnaún…
El lago realmente parece un mar. Tiene playas,
oleaje, conchas y actividad pesquera.
Pero nos referiremos a Cafarnaún o Cafarnaúm
porque es muy importante en la Biblia. Después de Jerusalén, es la ciudad más
mencionada en ella. Estuvimos ahí, gracias a AJC, Project Interchange.
Aterrizamos en un helipuerto, mientras veíamos
las colinas verdes, sembradas con toda la tecnología. Hay innumerables hileras
de productos agrícolas, en una acuarela de verdes que contrasta con el azul del
inmenso lago.
Entramos a un santuario franciscano. Los
franciscanos han custodiado este lugar desde 1217. El año pasado celebraron los
800 años de presencia continua. Este sitio ha sido visitado por varios papas de
la Iglesia Católica.

Caminando se llega a una serie de ruinas sobre
ruinas. Hay una forma octogonal: la casa de Pedro. Restos de una sinagoga.
¿Hablaría en ella con sus parábolas Jesús de Nazareth? Muy probablemente sí.
Hay viviendas de Cafarnaún, antes y después de la dominación del Imperio
Romano. Todo esto se constata con los grabados de las columnas y paredes. Llama
la atención una ménora, (candelabro judío de siete brazos en forma de ramas de
árbol), porque es la única que se ha encontrado con base en forma de tridente.
Creo que cualquier persona se conmueve al ver
este sitio con miles de años de historia, un lago cuyas olas han ido y venido
también por miles de años y unos peces que deben ser descendientes directos de
los que pescaron Jesús y los apóstoles hace más de dos milenios. Estar allí es
como devolver el video de la vida y sentir como si Jesús y sus discípulos hoy
estuvieran a nuestro lado. Es imaginarlos caminando de aquí para allá y de allá
para acá.